La inteligencia artificial frena a los trolls, pero también a la libertad de expresión
Paradójicamente, los mismos programas que se están empleando para reducir el alcance de ‘trolls’ e internautas ofensivos, se usan también para que los gobiernos censuren contenidos críticos. Profesionales y expertos mantienen un debate de naturaleza ética sobre las amenazas y las oportunidades de estas herramientas
Dos tercios de los internautas del mundo residen en países donde se censura la crítica al gobierno, según la organización que promueve la libertad política y los derechos humanos Freedom House. China o Rusia, por ejemplo ejercen un control férreo a través de herramientas que bloquean el acceso a numerosas webs.
Plataformas como Google, Youtube, Facebook o Twitter, pero también videojuegos como League og Legends, usan programas de software para detectar el lenguaje abusivo o los contenidos ofensivos en internet. Medios de comunicación tan prestigiosos como The New York Times también emplean este sistema en su edición en línea para bloquear los comentarios inadecuados en sus noticias antes de que los examine un moderador humano.
Procedimientos como éstos persiguen un objetivo que, en teoría, es de lo más justo pero no toda opinión impopular constituye acoso y la línea que separa moderación de censura previa es delgada. La polémica está servida